Para tener una vida sana, el perro precisa diversos
nutrientes que debe obtener de su comida diaria. Además del agua, entre estos
se encuentran sobre todo las proteínas, las grasas, los hidratos de carbono,
las vitaminas, los minerales y los oligoelementos.
PROTEÍNAS
La fuente proteica más significativa para los perros es, sin lugar a duda, la carne. Sin embargo, el tipo y la calidad son determinantes en lo que respecta a la facilidad con la que se digerirán sus proteínas y a su correcto aprovechamiento. Por ello, muchas vísceras y subproductos animales, como los huesos y despojos, ofrecen proteínas inadecuadas para el perro. Por el contrario, la carne del músculo, el corazón y el pescado suministran proteínas muy digestibles y, por ello, deben encontrarse en la dieta.
GRASAS
Los perros no suelen tener problemas con una alimentación rica en grasas; no obstante, la proporción de nutrientes siempre debe ser equilibrada. Las grasas no solo constituyen una de las fuentes de energía más importantes, sino también desempeñan muchas otras funciones en el organismo del perro. Favorecen el metabolismo y transportan las vitaminas liposolubles A, D, E y K, las cuales solo se pueden diluir y asimilar con las grasas. Los aceites de gran calidad para el animal son ricos en ácidos grasos insaturados, se los puede encontrar en aceites de pescado como el salmón y aceites vegetales como el de girasol.
Aportan, sobre todo, mucha energía y favorecen el
rendimiento de los perros
portan,
sobre todo, mucha energía y favorecen el rendimiento de los perros, existen
carbohidratos «buenos» y «malos» y que, en lo que respecta a los primeros,
constituyen una fuente de energía imprescindible. Los carbohidratos complejos,
los buenos, son una unión de polisacáridos. Estos se encuentran, por ejemplo,
en los distintos cereales, las patatas, la harina y arroz integrales, y también
en diversos tipos de verduras. Por el contrario, los hidratos simples, los
malos, están constituidos por una gran cantidad de azúcares simples o dobles y
se deberían evitar a toda costa en la alimentación del perro. Por ejemplo, el
pan blanco, el azúcar, el almidón y la harina de maíz.
FIBRA
Constituyen en su mayor parte los componentes no digeribles de los vegetales. Su acción reguladora del intestino y su capacidad de absorción y retención de agua garantizan la correcta digestión del perro, Si la dieta es baja en fibra es probable que el perro sufra estreñimiento; en contraposición, una sobredosis puede desencadenar diarrea y otros problemas digestivos. Las fibras vegetales como, por ejemplo, el salvado de arroz o de espelta son muy recomendables, ya que favorecen el equilibrio intestinal de manera natural y, al mismo tiempo, suministran al perro oligoelementos, minerales y vitaminas.
VITAMINAS
El organismo solo necesita pequeñas cantidades de cada
una de ellas, Las vitaminas se subdividen en dos grupos: las liposolubles y las
hidrosolubles. mientras que las vitaminas liposolubles A, D E y K se acumulan
en el hígado del perro, las vitaminas hidrosolubles B y C se eliminan
rápidamente del cuerpo, por lo que deben tomarse a diario con la ingesta de
comida, las vitaminas que necesita tu perro, son suficientes aquellas que
contienen casi todos los alimentos de manera natural.
MINERALES
Minerales son imprescindibles para asegurar la buena
salud del perro. En el organismo, los minerales esenciales desempeñan sus
respectivas propiedades y funciones específicas. Estos se dividen en
microelementos u oligoelementos (hierro, cobre, zinc, manganeso, cobalto, yodo,
selenio y flúor) y macroelementos (calcio, fósforo, magnesio, sodio y potasio).
AGUA
El perro debe tener siempre agua limpia a su disposición también fuera de las horas de comida. Al fin y al cabo, se tiene que equilibrar la pérdida de agua que se produce a través de las funciones corporales, por ejemplo, al orinar, jadear o sudar por las patas. El agua ejerce diversas funciones en el organismo: diluye los nutrientes en el tracto digestivo y los transporta a través del flujo sanguíneo hasta las células. Asimismo, gracias al agua, se expulsan las sustancias de desecho con la orina. Para que estas funciones se realicen correctamente, las necesidades de agua diarias se encuentran entre los 30 a 100 ml por kilo de peso corporal por día.